Quién le diría a nuestros antepasados, abuelxs y bisabuelxs, después de tanto mamado y callado, ahogados cada día por miserias y conformismo elaborado y cedido de la clase superior, que sus descendientes vivirían infelices deseando siempre más y pecando a rebosar de inconformismo.
Cómo podríamos explicarnos y explicarles lo que ha ocurrido.
Nos asustamos ante el vacío, ignorando todo el que tenemos en nuestro interior. Buscamos siempre más, sin detenernos antes a apreciar lo que ya tenemos gracias a la lucha de los demás.
Derretimos la paciencia de cualquier criatura, ante tanta prisa acumulada diaria.
Quién le diría a nuestros antepasados, que viviríamos en condena por tener todo lo contrario a lo que ellos tuvieron, libertad.
Sí, libertad. Como creemos que podemos amar a quién queramos, no aguantamos de nadie ni el respirar. Corremos al sofá, al camino fácil. Huimos de la maravillosa creatividad, de innovar. Nos copiamos de la decoración de revistas para nuestros hogares, prefer…